sábado, 31 de diciembre de 2011

IV - LUZ SONÁMBULA / Pez y naipes


(12 DE NOVIEMBRE EN HAMPSTEAD)


Pesa el cielo su nube dilatada
en la balanza ya desnuda de las ramas


I

Marchitos oros te deshojan

Vacía otoño las copas

                        a bastos se desnuda la lengua 
                                          y más luego
raíz adelgazada hasta el sarmiento
por la espada que escande
y dice nudos troncos en el aire
al último descarte 
un piadoso sin decir adiós todavía




II    


Hoy
                           la luz transita por un día     
                                   deshabitado
 y en sí misma
acecha más allá de la colina

            
Destila el día en sus lágrimas
                                    —senil    
                                                 si lienta luz evaporada—
  instantes de un fulgor vivido



Ya se hunde por la luz
el día en su zenit
—pez del bosque boqueando en agonía



jueves, 29 de diciembre de 2011

IV - LUZ SONÁMBULA / Pentimento



Dormido recordé que había escrito
dos poemas y quise leerlos
                                  Con una viva desazón    
                                        ensueño
                              del sueño mismo   
                                me abrumó el temor
de ya no capturar recuerdo alguno


¡Volví corriendo a la vigilia!

La luz mecía los visillos
 casi ayuna 
mas el advenimiento era certeza
                           —a la muerte uno    
                                a la inocencia el otro—

¡Volví de nuevo al sueño que los protegía!


(ya no era el mismo sueño)

IV - LUZ SONÁMBULA / Índice


él conocía que todo estaba muerto
En mí, que yo era un muerto
Andando entre los muertos
Luis  Cernuda

Because I do not hope to turn again
 let these words answer…
T. S. Eliot


pentimento (para josé antonio álvarez gundín)
pez y naipes (para maría díaz de la Cebosa)
varados
duermevela (para josé luis de la vega, Beatriz y Daniel)
harrow-on-the hill (para Lola Ferreira, recordando a Nicanor Vélez)
vaho (a leòlo)
todo fluye (para belén rodríguez)
fosfeno (a la feroz Virginia Woolf)
titán (para trinidad de león-sotelo)
alma (para octavio paz, en su 80 cumpleaaños)
lázaro
veo nacer (para cristina barchi)
timón ( para beatriz ruiz sánchez, foto de José  Luis de la  Vega )
callado perfil ( para helena de la vega, foto de José  Luis de la  Vega)
savia (a josé ángel valente)
fulgor del agua (para roberto, maría josé, jordán y Paula)
POR san juan (para david y raquel santín)
carpe  diem  (para jesús garcía calero)




miércoles, 28 de diciembre de 2011

Peluche somos todos

Peluche (1997, svhs), escrito y dirigido
por Tulio H. Demicheli e interpretado 
por Carmen Pardo, Emilio Tomé, 
Eugenio Villota, José Méndez,
Juan I. García Garzón y Laura Bello 



En 1997, un grupo de amigos perpetramos PELUCHE, un anticipo del mundo que sus jóvenes protagonistas y los maduros, colaboradores necesarios, íbamos a vivir. Por desgracia, aquella profecía se ha cumplido. Hoy PELUCHE somos todos: víctimas del poder y de nosotros mismos, del mal y de sus guardianes. Hicimos este mediometraje (dura casi 40 minutos) en plan Dogma pero sin firmar su "contrato de castidad". Eso sí: vídeo casero, analógico, tres localizaciones: dos casas reales y la sala de música de un instituto convertida en comisaría, las calles y descampados de la Alameda de Osuna y poco más: unos cuantos focos, sonido infernal, atrezzo de risa... Pero actores de corazón. Todo aliñado con mucha mala leche. Creo que ninguno nos arrepentimos. Se estrenó en el colegio mayor San Juan Evangelista, vino Paco Rabal, llenamos la sala un día de partido de fútbol internacional y todos dijeron al salir que estábamos locos. Que era muy negro y nihilista. Así fue, como se cuenta.

Participaron los actores Carmen Pardo, Emilio Tomé, Eugenio Villota, Virginia Matich y Laura Bello; los poetas y periodistas José Méndez, Juan I. García Garzón y Tulio H. Demicheli; el profesor y filósofo José Luis de la Vega, su primera mujer, Yanhira da Cunha, y su hermano Virgilio, diseñador; los escritores de televisión Ramón Tarrés y José Luis Baringo; el filólogo Juan David Marina; los músicos David Montánchez y Carlos Ramos; y la Casa de Cultura de Villalba.


    PELUCHE sigue siendo, casi quince años después, un ejercicio naif de cine-estudio y  surrealismo. De teatro pobre y anarquía. Perdonadnos a todos si no os gusta. 











domingo, 25 de diciembre de 2011

Germán y unos niños en Trafalgar

THD

El Tajo, ave fenix entre Recópolis y Bolarque

THD

III - GEOLOGÍAS / Venus modernista



Saliva o ámbar

La cabellera de obsidiana

no de rubíes    de granate raso
los labios y de mármol de Carrara
la albina empalizada
que da refugio a una amante de coral

La geoda de amatista muy violeta
lo que se anuncia jondo tras el iris
                                     —el deseo     
                           su mirada más caníbal
sobre el tezontle rosa de la piel

Ópalo bien sanguino los pezones
rampantes

 (una valquiria
                                       de sepiolita     
                               el mascarón de proa
que abraza el cazo de la pipa marinera)

y tu vagina por fuera lapislázuli
y por su sima

de palpitante arcilla la caverna
                                          allá    
                                                   en la epifanía    
                                                                           o aquí
en su consumación
escándalo al que ya se abocan
el cinabrio  —y su flujo mercurial
  

(el semen y la sangre)



domingo, 18 de diciembre de 2011

III - GEOLOGÍAS / Tifón de ranas


¿No es la chispa
hija del pedernal o de las nubes?

¿No es simiente de lo vivo
y el agua su regalo?

¿Es el mundo sensible una metáfora?


I
Un temporal de ranas azotó
el corazón de Pakistán
BBC dixit


                                      Tifón preñado    
                  meteoro
                                              repulsivo    
                  prodigioso
si no de perros y de gatos
batracia lluvia  
orgánico pedrisco
milagrosa y brutal melancolía
de las piedras que imploran sus riberas
en la ribera incierta de estos cauces
por la obra de ingenieros
aguas en las entrañas conducidas
bajo avenidas populosas
                                         y bulevares    
                       ríos por jardines
 deportivos y playas comerciales

—aquí no brincan ranas por los toldos
 de las tiendas
sino en los nimbos del monzón
los pasos de cebra sin barreras

(ya lo sabes)

—allí no abre sus ojos el Guadiana
                                   ni en las canastas    
                               ni en sus porterías
dormitan los salvajes íncubos
las pesadillas juveniles 
mas sí semáforos por torres
las imposibles aguas del Westbourne
del Churubusco o del teatral
mutis del Turia por Valencia

así descampe o llueva

sobre la imaginada superficie
el bullicioso curso de nuestros afanes
cosechando monedas y medallas
o fracasos

los mismos negros
los mismos blancos y amarillos
los semitas    los caucásicos    los mongoles
yorubas y watusis y mandingos
manchúes     indios    tibetanos
sajones y vikingos y españoles
 siempre unas chinas tan distintas de las otras
en la puntera del zapato
y tan desesperadamente iguales
los cantos y guijarros

                            
II
Estuvo harta la piedra de ser piedra
                                                 singular    
                  quiso ser
roca en su fuente original
adolescente cordillera
peinando nubes en las cumbres
donde nunca Ícaro volara
para cantarle al sol cuatro insolencias

 —no la unánime carga
cruz de Sísifo
piedra vulgar al hombre condenada
al nombre condenado a una piedra
sin hambre ni apellidos
sin más rango que el ser por geología
a quien contentan hoy tantos juglares

—sólo y acaso en los cielos 
el intrépido azar que desenreda
los husos de hebra luminosa
                                           para el telar divino   
                           aquí
adonde las mujeres más insomnes
                                    —ellas    
              las hilanderas de la luna— 
confunden y fabulan los destinos
                                         más heroicos    
                          aún exangües

Y el de aquellos meteoros


III

Si todo se mirara desde un largo instante
estrangulado
                                           la misma calle     
                           calle arriba
o calle abajo
sus mismas gentes
el camino el mismo y uno
enamorado siempre de su fin
y siempre tan diverso en la derrota
el río infante al estuario
los nimbos del monzón que pare anfibios
por la radio
o el cauce de esta página
porque ama escandirse
 en su naturaleza

sábado, 17 de diciembre de 2011

III - GEOLOGÍAS / Leva

Huían como cometas 

los sueños de tu frente

                                una tarde    
                   como otras muchas tardes
de farragosa siesta en el estío
ya húmedos los dos entre las sábanas


Descendían por sendas y breñales
hasta el remanso de las pozas    
allí donde los lucios
—buches sin fin que no se apiadan
de los sapos ni en la cópula—
                        amenazaban entre sombras      
                               al rececho

                        Era la hora más desierta   
                                     la hora de la leva
cuando miriadas de libélulas
de moscas y zancudos
holgaban sobre el cauce
y su agitada cáscara de larvas
entre bandadas de alevines


Allí los dos    entre vagidos
primos ahijados por los chopos
y los lirios 
en un recodo fresco entre dos besos
y los ángulos más umbríos de la piel


adivinábamos
valor    orgullo    y vanidad
un porvenir feraz si no dichoso
y a la vez
vergüenza    vértigo    y vacío


Primer atisbo de la muerte
el cuerpo se iniciaba en los arcanos
para constancia de la vida


Todo era anuncio   —también resumen


A una brazada sola el horizonte
los rebalses y meandros
ya daban cuenta del anciano
como la torrentera y el arroyo
fueran las marcas del bautismo

                       carisma la corriente   
                           y también unción extrema

                          surtidor y venaje la niñez     
                                   lumbre del agua

Un país de nubes la juventud


y la madurez
plagas aún mil veces por batir