Para Alejandro Rossi
Primero
un crepúsculo aleve como savia
luz
llovida sobre el árbol de la vida
esta insumisión del ánima
Monarquías de un mundo en pleno tránsito
este páramo este bosque
—demonios meridianos bajo el fragor del sol—
ahora huyen
entre las cenizas del día
Luego
afluencia
corriente lenta y sorda
muchedumbre sonámbula
en la que un ciego habla a otro ciego
de nubes y de fuentes
mientras los perros ladran a la luna
—ajenos a las aguas
Llueve la noche magma en esta viva nada
En rebeldía contra la ley
que fija los cristales en el frío
estas nubes
fractales simetrías
un transcurrir del río
al resplandor de la quimera
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