Marea, este fulgor del agua
Aurelio Asiain
Sorbe la noche
la hasta ahora tibia bóveda
El faro multiplica el universo
por partes de eternidad
Corre en fuga el horizonte
Mientras desfallece el día
—albor acantilado ya en la espera —
qué lentamente lame el olëaje
la roca y las orillas al compás
la roca y las orillas al compás
Cómo rumia si aguarda y cela
o avanza
o se retira
latido inmenso el mar ingrávido
esta marea viva
este fulgor callado
En un instante el mundo es pausa
Racimos de murmullos
agitan
agitan
las copas de los árboles
lanzan al firmamento sus palabras
las bengalas de un bosque que se anima
en las ondulaciones del paréntesis
Entonces
de súbito arboladura
el oleaje esculpe
los rituales de la espuma
Otra calma y luego
sólita oscuridad entre serpenteos
presagios remolinos tolvaneras
Asciende un resplandor y todo cesa
Qué lentamente labran sus misterios
tierra fuego aire agua
estaciones de un mismo pulso
lunas
encadenadas al silencio
Cómo y con qué soberbia el mar abraza
su escritura —y es saliva
Cómo se vierten abismales sombras
en esta derrama fría
Qué lentamente se hacen verbo
Nota
El faro multiplica el universo por partes de eternidad
Discute el versículo “El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la ira del tempestuoso mar y la espada destructiva son porciones de la eternidad demasiado grandes para el ojo humano”, de Las bodas del Cielo y del Infierno de William Blake.
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